A menudo, la administración de gotas oftálmicas en pacientes pediátricos resulta una tarea un tanto compleja. En el tratamiento de infecciones conjuntivales bacterianas, la elección de un antibiótico de amplio espectro que requiera una baja frecuencia de instilación y sea seguro para esta población es fundamental para alcanzar el éxito terapéutico.
Así como existen jarabes con sabores poco agradables, antisépticos tópicos que arden y vacunas que duelen, instilar una gota dentro el ojo tampoco resulta placentero y representa un gran desafío cuando la frecuencia de instilación requerida es elevada para que el tratamiento sea efectivo. Teniendo en cuenta que incluso muchos adultos encuentran dificultades al administrar productos oftálmicos, es indudable que la situación no se vuelve más sencilla cuando un niño debe recibir este mismo tratamiento.
Como resultado, en las infecciones oculares de pacientes pediátricos se suman todas las condiciones adversas que atentan contra la integridad de la salud del paciente: desconocimiento de la importancia del tratamiento, incomodidad en la administración, poca aceptación por parte del paciente y consecuencias severas que impactarán negativamente en su calidad de vida si no se logra un correcto cumplimiento.
Particularmente cuando hablamos de cumplimiento en procesos infecciosos, la falta de una concentración efectiva del antibiótico en los tejidos oculares puede conducir al desarrollo de resistencia bacteriana y traer consecuencias graves en la visión del paciente. De aquí surge la necesidad de contar con opciones terapéuticas potentes, seguras y eficaces que permitan una baja frecuencia de administración y obtener excelentes resultados.
Una de las infecciones oculares más comunes en la infancia y una causa frecuente de consultas en los servicios de urgencias pediátricas es la conjuntivitis. La infección bacteriana representa hasta el 50% de todos los casos de conjuntivitis en adultos y entre el 70 y el 80% de los casos en niños.1 Esta enfermedad extremadamente contagiosa se caracteriza por secreción mucopurulenta e hiperemia conjuntival, y por ser causada por una o más especies bacterianas. Los casos leves generalmente se consideran autolimitados y se resuelven en 5 a 10 días. Sin embargo, el consenso actual apoya el uso de antibióticos tópicos, ya que proporcionan tasas de curación clínica temprana y resolución microbiológica significativamente mejores en comparación con las lágrimas artificiales.2 También ha sido estudiado que los antibióticos tópicos reducen la tasa de reinfección y previenen la propagación de la infección.
Actualmente, solo hay unas pocas opciones para el tratamiento de la conjuntivitis bacteriana en niños, ya que la mayoría de los antibióticos tópicos que han sido aprobados no cuentan con evidencia clínica suficiente en neonatos e infantes. Entre las opciones disponibles que poseen evidencia en población pediátrica se encuentra la azitromicina.
La azitromicina es un antibiótico semisintético derivado de la eritromicina. Forma parte de los nuevos macrólidos, dado que presenta ventajas adicionales frente a los clásicos: posee un espectro de acción más amplio, menor frecuencia de efectos adversos e interacciones, mayor vida media plasmática y también alcanza mayores concentraciones intracelulares.
Por un lado, la azitromicina es eficaz contra la mayoría de los microorganismos Gram negativos, Gram positivos y atípicos causantes de las infecciones de la superficie ocular. Sumado a esto, las características farmacocinéticas de la azitromicina y su mayor vida media en los tejidos oculares permiten que se realicen tratamientos a corto plazo con una posología simplificada, representando una opción más conveniente con menor impacto en las actividades diarias, mayor cumplimiento y, por lo tanto, menor posibilidad del desarrollo de resistencia bacteriana.2
En cuanto a su uso en población pediátrica, en los estudios clínicos donde se incluyeron niños a partir de 1 año de edad se evidenció que el uso de azitromicina es eficaz y seguro para el tratamiento de la conjuntivitis bacteriana.3 En un estudio comparativo, la solución de azitromicina 1% instilada 1 gotas dos veces al día durante los primeros 2 días de tratamiento, seguida de una gota diaria los días consecutivos, demostró eficacia equivalente a la tobramicina 0,3% instilada 1 gota 4 veces al día.4 Es decir, la ázitromicina permitió disminuir un 65% la frecuencia de administración del tratamiento antibiótico. Es probable que la menor interrupción de actividades diarias educativas y recreacionales mejore el cumplimiento y disminuya la carga de padecer la enfermedad para los pacientes y sus cuidadores.5
Adicionalmente, también se estudió que la azitromicina posee propiedades antiinflamatorias. Sus efectos clínicos en cuanto a la salud de la superficie ocular incluyen la mejoría de síntomas de ojo seco, disminución de alteraciones palpebrales, aumento de la secreción de las glándulas de Meibomio, reducción de la tinción de la superficie ocular y reducción de la hiperemia conjuntival.5
En definitiva, la solución oftálmica de azitromicina representa una herramienta superadora para lograr el éxito terapéutico de la conjuntivitis bacteriana pediátrica, permitiendo minimizar el número de instilaciones diarias y brindando una mayor comodidad posológica frente a otros antibióticos tópicos seguros para niños. La elección de esta alternativa más potente, eficaz y segura resuelve las principales dificultades que se presentan al momento de instilar un producto oftálmico, proporcionando un beneficio indiscutible, tanto para niños como adultos.
Referencias: 1) W1. Mah F. Bacterial conjunctivitis in pediatrics and primary care. Pediatr. Clin. North. Am. 2006 May, 53:7-10. 2) Bremond-Gignac D., Nezzar H., Bianchi P.E., Messaoud R., Larreg S., Voinea L et al. Efficacy and safety of azithromycin 1.5% eye drops in paediatric population with purulent bacterial conjunctivitis. Br. J. Ophthalmol. 2014 Jun: 98 (6): 739-45. 3) Utine C, Urine C. Update and critical appraisal of the use of topical azithromycin ophthalmic 1% (Azašite) solution in the treatment of ocular infections. Cin. Ophthalmol. 2011 Jun.: 5 (1): 801. 4) Abelson M., Protzko E., Shapire A, Garces Saldana A. Bowman L. A randomized trial assessing the clinical efficacy and microbial eradication of 1% azithromycin ophthalmic solution vs tobramycin in adult and pediatric subjects with bacterial conjunctivitis. Clin. Ophthalmol. 2007; 1 (2): 177-19782. 5) Alemu BM, Worku T. Efficacy of azithromycin 1% and 1.5% ophthalmic solutions compared to tobramycin 0.3% eye drops: A systematic view and meta-analysis. SAGE open Med. 2020; 8:2050312120958846.