La vista es el sentido más desarrollado que tenemos, esto se debe a que el 80% de la información que nuestro cerebro recibe es visual, de ahí que mantener una buena salud ocular sea fundamental para todos los aspectos de la vida de un individuo. El Ojo Seco es una enfermedad multifactorial, compleja y crónica que afecta a la superficie ocular y que produce molestias, problemas visuales y, en algunos casos, lesiones en la córnea y la conjuntiva. Por tanto, y a pesar de que su nombre pueda prestarse a confusiones, consiste en mucho más que, simplemente, “no tener lágrima”.
EI síndrome de Ojo Seco se trata de un proceso crónico que afecta entre el 5 y el 50% de la población, y que requiere un diagnóstico y tratamiento personalizados. Existen varias causas y tipos de Ojo Seco en función de los cuales varia el grado de severidad y la estrategia terapéutica para obtener los mejores resultados en cada paciente.
Generalmente, el Ojo Seco se produce por un déficit de lágrima (escasa producción) o porque esta es de mala calidad debido a problemas en la producción de mucinas, disfunción de las glándulas de Meibomio (falta o alteración de los lípidos que componen la lágrima) o la blefaritis (inflamación del párpado). Además, suele ir asociado a diferentes grados de inflamación.
Las causas que lo provocan son muy diversas y pueden darse de forma aislada o confluir varias de ellas. Entre los principales factores de riesgo del Ojo Seco destacan los siguientes:

Hoy en día, somos muchos los que estamos expuestos a sufrir de esta condición, ya que muchos luego de terminar largas jornadas de trabajo delante de la computadora, continuamos atados a las pantallas mientras vemos un capítulo de nuestra serie favorita, o revisamos los últimos posts en las redes sociales. Es precisamente este tipo de comportamientos lo que causa un aumento considerable de este padecimiento.
A lo largo del tiempo, el entendimiento sobre el Ojo Seco ha mejorado y aumentado considerablemente en los últimos años, lo que consecuentemente produjo un notorio y favorable cambio en los métodos de diagnóstico y en la calidad de los tratamientos dirigidos a este particular desorden que compromete a la superficie ocular.
Existen diferentes tipos de Ojo Seco que es importante determinar correctamente mediante un examen oftalmológico exhaustivo, ya que la exploración experta permitirá una orientación individualizada y, con ello, un tratamiento a medida y eficaz.
La detección precoz de esta patología, mediante controles rutinarios en el oftalmólogo (especialmente en caso de tener alguno de los factores de riesgo), es importante para actuar tempranamente sobre su sintomatología y evitar las consecuencias que la enfermedad puede acarrear.
Algunos casos de Ojo Seco, como el de tipo neuropático, dan muchos síntomas, aunque la exploración ocular no se encuentra muy alterada.
El diagnóstico de la enfermedad se basa en la sintomatología del paciente apoyada por los datos que aportan pruebas diagnósticas que miden la concentración, cantidad y calidad de la lágrima, así como el estado de las glándulas de Meibomio (donde se producen los lípidos que esta contiene).
Una vez diagnosticada, también es aconsejable realizar revisiones periódicas (aproximadamente cada 3-6 meses) y las visitas que indique el especialista para aplicar los tratamientos oportunos. Asimismo, es fundamental que el paciente adopte una actitud preventiva para mantener controlado el Ojo Seco.
LOS SÍNTOMAS MÁS HABITUALES DEL OJO SECO SON:
- Sequedad ocular
- Ojo rojo
- Sensación de cuerpo extraño
- Picor/escozor
- Cansancio ocular
- Irritación
- Lagrimeo
- Visión fluctuante
- Fotofobia

En función de la causa y de las características del paciente, la patología puede requerir distintos tratamientos diseñados a medida. Sin embargo, al ser una enfermedad crónica, el tratamiento del Ojo Seco no termina al salir de la consulta oftalmológica, sino que requiere de una serie de cuidados y hábitos que el paciente debe mantener en casa:
- Higiene palpebral para eliminar el exceso de bacterias y de grasa, aplicando calor sobre los párpados, masajeándolos y limpiándolos con solución jabonosa o toallitas específicas
- Extremar la precaución en caso de ser portador de lentes de contacto, consultando el tipo idóneo y realizando un correcto uso y mantenimiento.
- Medidas ambientales como evitar la calefacción y el aire acondicionado, utilizar humificadores, proteger los ojos con gafas e hidratarlos con lágrimas artificiales.
- Realizar descansos visuales cada 20 minutos (apartando la mirada de la actividad de visión cercana en la que estemos inmersos) y evitar otros hábitos como frotarse los ojos.
- Consumir suplementos ácidos grasos omega 3 en altas dosis para mejorar la calidad de la lágrima.
- Antiinflamatorios o inmunomoduladores, siempre bajo prescripción del especialista.
En la mayoría de las ocasiones el Ojo Seco no conlleva compli- caciones, aunque si molestias para el paciente que terminan afectando la calidad de vida. En algunos casos, el Ojo Seco puede ser grave y favorecer la presencia de lesiones en la córnea que pueden comprometer la visión.
La visión es fundamental en nuestra vida, pero nuestros ojos han pasado muy rápido de vivir únicamente con la luz natural a estar frente a la luz de las pantallas hasta 10 y 12 horas al día; a pesar de que actualmente este padecimiento puede ser controlado, si se abandona el tratamiento o no es tratado de forma correcta pueden reaparecer los síntomas. La consulta con el especialista sigue siendo la forma idónea para evitar complicaciones y determinar cuál es el tratamiento ideal para cada forma particular de Ojo Seco.